"With or without". U2. The Joshua Tree. (1987)
El corazón empieza a latir con el golpeteo del bajo. Un etéreo silbido, lastimante, anhelante, agudo, surge de la niebla y se comprime bajo la tonada repitiente del redoblante. De repente, se nos lanza el angustioso canto, canto hecho caricia y llanto (0:28): “Mira la piedra en tus ojos /Mira la espina retorcida a tu lado/ Yo te espero/ Truco de manos y jugada del destino / En una cama de clavos ella me hace esperar/ Y yo espero sin ti/ Contigo o sin ti”. El etéreo alarido ahora se hace más penetrante; nos envuelve tras los latidos inquietantes del bajo que nunca cesa; la batería sigue el triste camino, esperando en la niebla, tensa. Se nos viene la segunda estrofa (1:12): “A través de la tormenta nosotros llegamos a la orilla/ Tu das todo pero yo quiero más/ Y yo te estoy esperando / Contigo o sin ti/ Contigo o sin ti/ Yo no puedo vivir/ Contigo o sin ti”.
De esta forma se nos presenta el gran tema de la banda irlandesa U2, una canción que eleva el deseo inquietante por un amor esquivo. With or without you representa, por así decirlo, una metáfora magistral de una pasión erótica y de que como a través de la paciencia lastimante y del puro amor se llegue al éxtasis amatorio. No es raro percibir en la voz de Bono –líder y vocalista de la banda- las caricias, los besos, el llanto y la esperanza inquebrantable del amor, formas y lenguajes y símbolos del amor humano. Por eso Contigo o sin ti es uno de esos temas que tanto nos llega al alma y que permanece en nuestro gusto musical con muchísima persistencia.
El segmento rítmico donde el tema alcanza su plenitud sensual se presenta a la altura del minuto 1:51, con unos estribillos anhelantes, acompañados de una elevación de los punteos de guitarra de The Edge, y una agudización nítida de las baquetas de Larry Mullen Jr.; veamos lo que se expresa: “Y tu te entregas/ Y tu te entregas/ Y tu das / Y tu das/ Y tu te entregas”. Enseguida Bono salta a la tercera estrofa, haciendo de su voz un suspiro, una voluntad profunda (2:12): “Mis manos están atadas/ Mi cuerpo herido / ella me tiene con nada que ganar y nada más que perder”.
Ya entrado en el minuto final, la ejecución de este grandioso tema entra en una destilada ejecución a partir del 3:39, mostrándose una participación equitativa de los tres instrumentos, llevando la melodía en un compás simétrico perfecto. Es de notar la aceleración que imprime los punteos de guitarra en el 4:05, y la contagiante gravedad del bajo a manos de Adán Clayton y, claro está, del golpeteo de la pandereta el cual, presumimos, la ejecuta Bono. En fin, un tema que, sin duda, es uno de los más conocidos de esta banda irlandesa y uno de los más pasionales de su discografía.
CAM