Audioslave: espontaneidad, originalidad y magia musical.


Escrito en diciembre del 2003.

1. Desenlace de una rebeldía. Inicio de otra.

El 18 de octubre del año 2002 fue el comienzo de esta historia: Zack de la Rocha, vocalista y miembro fundador del grupo Rage Againts The Machine, abandonaba la banda hasta nuevo aviso. El hard rock, el punk, y el rap, estos tres estilos que por 8 años mantuvieron vinculados con lo político y con la lucha social, se desprendían. Quedaban para la historia musical 4 discos y 10 millones de discos vendidos alrededor del mundo. Tom Morello (Guitarra), Brad Wilk (Batería) y Tom Commerford (Bajo) argumentaron a los medios de comunicación que la separación se debía por un motivo aún misterioso: “La toma de decisiones se estaba convirtiendo cada día más en un problema que parecía no tener solución”. Y no era para más. La relación era cada vez más delicada entre ellos. Era muy poco agradable. Se asemejaba a un globo, que inflas e inflas, sin parar, sabiendo que en algún momento explotará.

“A veces tocaba con un poco de preocupación, pues temía que el show que estábamos haciendo podría ser el último”, dijo Tom Morello, el extraordinario guitarrista, graduado cum laude en Ciencias Políticas en Harvard e hijo del guerrillero Mau Mau que luchó en los años 50 por la independencia de Kenia. Los choques de personalidades y gustos se reflejaban cuando se metían de lleno a los estudios de grabación. Mientras Zack escuchaba Afrika Bambaata y Sonic Youth, por otro lado, Tom, escuchaba a Jimmy Page y a Tony Iommi. De modo que la noticia no los sorprendió del todo. Zack dejaba la banda y tomaba proyectos en solitario gracias a su impresionante talento para componer, tocar guitarra, batería y bajo; éste músico integral, dueño de una de las voces más violentas y rebeldes de la historia del rock, no dejaba la industria musical, al contrario, se propondría incluso cuando todavía era parte de la banda, sacar su propio disco.

“Los grupos musicales son como un equipo de fútbol, y Zack, aunque se halla ido, sigue siendo de mi equipo”, dijo Tim Commerford, su amigo desde hace 25 años y oyente de las lecciones que el propio de la Rocha les impartió en las cuerdas del bajo. Es que Rage Againts The Machine venía cayendo en una contradicción: utilizar a una multinacional como Sony para atacar al sistema circundante, que según sus letras estaba y sigue estando repleta de injusticias, de explotaciones, llena de racismo. En fin, denunciar todo ese aparataje imperialista Yyankee, apartar y destruir a la figura fantasmal de dominación del Tío Sam, etc... todo esto aceptable de origen, pero no en la práctica.


Así que la separación estaba consumada. Reinaba con la noticia el misterio. Cientos de miles de fanáticos estaban desconcertados, cosa que tampoco yo pude evitar. Seguía de cerca a esta gran banda desde que la descubrí por primera vez en el año 2001, por medio de un amigo que me prestó su disco: “Renegades” (2000). A partir de allí, no me pude apartar de su música; indagué, busqué información, y compré rápidamente uno de sus cuatro discos, el cual fue lanzado al mercado en el año 1998, titulado: “The Battle of the Angels”. Pero los discos y los conciertos ofrecidos a sus fanáticos quedarían para la posteridad. Varios DVD’s publicados dejarían inmortalizados los conciertos donde Zack de la Rocha brincaba y arengaba a la multitud con su pañuelo rojo con una estrella negra de cinco puntas en el brazo, donde la banda cantaba con la bandera de los Estados Unidos rayada con mensajes de protesta, donde el Che Guevara mirando al horizonte hondeaba en las tarimas, y en donde el cantante hecho moños pronunciaba los gritos de “Freedom, freedom, freedom”. Era historia, y no había vuelta atrás.


¿Quién sería el reemplazo? Preguntas y preguntas me hacia y ninguna sin respuesta cierta. ¿Quién rapea mejor que Zack? Creo que ninguno, me respondía. Tenía que ser rapero, era la más lógico. A Brad Wilk, quien en el Lollapalooza del 94 se paró junto a su batería completamente desnudo por 14 minutos en protesta contra la censura, le encantó la iniciativa de los fans en proponer un nuevo vocalista a través de la página oficial de la banda. “Enciendo la radio en la mañana y cada día hablan de un nuevo vocalista para el grupo (...) Chuck D, de Public Enemy, KRS – One, B- Real…”, dijo Brad.

Pero fue gracias a la iniciativa del productor Rick Rubin se engendrara uno de los mejores sucesos musicales de la década que aún comienza. El último disco de RATM, titulado “Renegades”, fue elaborado bajo su tutela y se estableció una gran amistad entre todos los integrantes del grupo. Este afamado productor sirvió de cómplice y luego se convertiría en guía y mentor musical para la banda que pronto estaba por nacer, así como lo hizo también dirigiendo y participando en la movida rock-rap de los 90 y parte de los 80 con bandas de la talla de los Ret Hot Chili Peppers, Slayer, Beastie Boys, Run DMC, entre otros. Él veía en vez de un reemplazo para Zack de la Rocha, una transformación, un cambio sustancial. “Es como un Yardbirds convirtiéndose en Led Zepellin”, dijo. “En muchos aspectos, Tom Morello es el Jimmy Page de hoy”. Pero cualquier Jimmy Page necesita su Robert Plant...eso es indudable. ¿Quién es el Robert Plant de los 90?.


2. Negación de pasados. Salvación de dos mundos.


Rick Rubin ya había trabajado con Soundgarden, una de las bandas cruciales para entender el movimiento grunge. Conocía a Chris Cornell, ex-cantante de esta banda y considerada como una de las mejores voces del rock mundial. Así que Rubin llevó a Morello a la casa de Cornell y lo que era una simple conversación, se convirtió en el primer paso. “...Tim, Brad, y yo sabíamos que queríamos seguir tocando juntos, tenemos una química irremplazable. Cuando hablamos con Chris por primera vez hablamos sobre el hecho que la próxima cosa que fuéramos a hacer tendría que ser lo más grande que hayamos hecho jamás, no queríamos armar algo de una sola vez, queríamos hacer una gran banda, algo que tuviera vitalidad propia más allá de nuestras historias...”, dijo Morello en una entrevista de una famosa página web estadounidense. Esto era cierto, porque Cornell no quería ser el reemplazo de Zack. Para él la música es distinta, y más aún, las letras que compone tiene que ver con los sentimientos humanos, del amor, de la soledad, de la vida; sus composiciones giran en torno a una poesía existencial, nostálgica, todo lo contrario de las letras y el fondo ideológico de Rage Againts The Machine, donde la denuncia y ese cantar en voz de protesta política era el mensaje en cada uno de sus temas; Cornell venía trabajando sus composiciones de esta forma durante 12 fructíferos años con Soundgarden, donde se vendieron 20 millones de copias en todo el planeta.

Así que él no quería componer temas políticos, ni rapear, porque pensaba que no era honesto ni sincero. Pero todo estaba solucionado. Llegaron a un mutuo acuerdo. El cuarteto quería algo nuevo, quería experimentar. En California, en la Cuidad de los Ángeles, se metieron en un estudio a ver que salía, a dejar que la música fluyera. Desde que comenzaron a tocar se empezó a experimentar un aire extraordinario, un enlace especial entre Chris y los tres restantes renegados. “Escuchar una voz tan poderosa como la de Chris junto a nosotros fue algo muy especial”, dijo Brad Wilk. Cuando apenas RATM empezaba a trascender en el mundo la música, ya Chris y Soundgarden tenían 10 años de experiencia y de reconocimientos; ellos eran fieles seguidores de lo que hacían ellos, y bandas como Jane’s Adiction y Nirvana. “Nosotros fuimos grandes fans de Soundgarden. De hecho, una de las influencias principales de RATM en nuestro disco debut, fue el disco Badmotorfinger y también otra banda importante como Cypress Hill”, comenta Morello.


Los rumores de estos ensayos corrieron por todo el mundo. “Civilian Projet” era el nombre que se manejaba por la internet. Yo me enteré por la radio y quedé sorprendido. Las críticas no se hicieron esperar. Los fanáticos tenían sentimientos encontrados con esta unión repentina; existía, primeramente, el temor a que dos estilos tan diferentes como el de Cornell y RATM culminaran en un severo fiasco, y segundo, una ardua intriga por todo lo que podía deparar el encuentro de varios miembros de la música rock de los 90. El pasado les parecía pesar mucho. El éxito les sonrió una vez con 20 y 10 millones de discos respectivamente. ¿Qué pasaría? ¿Cuál era el futuro?, me seguía preguntando. No se sabía con exactitud. Sin embargo, el proyecto de estos 4 músicos talentosos, este proyecto original y totalmente diferente, demostraría en tan solos meses, que era posible despojarse de sus historias, y salvar a ambos estilos, lograr perpetuar dos posturas disímiles, dos ideologías irreconciliables, el grunge y al rap rock, lo sentimental y la crudeza, lo melodioso y lo iracundo, y que empezaban, tocando una música inigualable, darle las primeras letras a su nueva y propia historia.


3. Magia y química musical.


En un verdadero equipo todos actúan, trabajan, participan, difieren, comparten. Tiene que existir una buena comunicación entre todos sus miembros; además de la existencia de cordialidad, de la amistad, del afecto. Todo es importante para que, en el caso de la música, se lleve a cabo y fluya sin complicaciones. Ese “llevarse bien”, como todos nosotros decimos, es el objetivo y el norte que toda banda debería perseguir. Pueden ser 4 personas que tocan sus instrumentos al revés, y pueden ser los mejores 4 músicos de la historia, pero su relación en el escenario es detestable. En estos 4 músicos, los “Civilian Projet”, desde que tocaron el primer día juntos, existió una química fantástica. Y eso se ve en los resultados: 21 canciones en tan sólo 19 días de grabación. Ellos se propusieron a desafiar sus propios gustos. Ellos se sentaron con sus instrumentos y dejaron que la energía fluyera, que brotara naturalmente los sonidos, las letras, todo. La experimentación fue su principal método, aniquilando los pasados. Era una guitarra, un bajo, una batería, una voz, cuatro elementos retándose, creando, innovando. “A veces decíamos: Por qué no tomamos la formación de Led Zeppelín?(...) Por qué no hacemos una canción de Prodigy, como sonaría? Y al final del día sacamos Like Stone, no suena como Led Zeppelín o Prodigy, suena como algo nuevo. Qué tal si intentamos hacer algo como Portishead o Chemical Brothers? Y sacamos Hypnotize, lo que para nosotros fue música muy nueva”, comenta Tom Morello.

Obtienen entonces 21 temas totalmente sinceros, llenos de pasión y entereza, inéditos en sus estilos, con gran profundidad en cada uno de ellos, y lo que es más importante, sin planificación alguna. Por eso el baterista Wilk dice que se siente muy afortunado “...porque primero, tenemos a uno de los mejores cantantes, y segundo, la química resultó”.
Después de que unos demos suyos se colaran por la internet, después de que se solventaran los problemas con las disqueras representantes de Cornell y los ex – RATM, se decidió ponerle una fecha al lanzamiento oficial del disco. Había que cambiar el nombre “Civilian Projet”. Cornell comenta acerca de este hecho: “A veces, cuando no tenía que ponerle nombre a un grupo, se me venían 15 ideas a la cabeza, de nombres espectaculares. Ahora que hay que ponerle nombre a nuestro grupo, no se me ocurre nada”. Una noche finalmente, gritó: “¡Lo tengo!, ¿Qué tal Audioslave?”. Todos dijieron. “Sí, no esta mal...”. En palabras omitidas a una revista musical, Chris Cornell diría públicamente el día del lanzamiento del disco, el 19 de Noviembre del 2002, refiriéndose a sus compañeros: “Estos tipos me salvaron la vida”.


4. Los esclavos del sonido en catorce capítulos.

Fuerza. Sutilidad. Diversidad. Naturalidad. Equilibrio. Pasión. En estas 6 palabras resumiríamos este disco de una banda que llegó para hacer cosas grandes en el mundo musical. No me gusta encasillar la música, pero tomo las propias palabras del guitarrista autodidacta, Tom Morello: “Es un hard rock sin disculpas, sin compromisos”. El resultado ha sido espectacular, a pesar de las críticas de los seguidores de RATM por el marcado tono suave de algunos temas del disco o de la falta de mensaje político en las letras de Cornell. Pero era de esperarse. Hay que dejar la intolerancia a un lado y aceptar que la música evoluciona, se reinventa así misma, que en la música no hay nada sujeto a fórmulas ni a reglas, y que, en este caso, con Audioslave, ganó la música, ganamos todos.

El disco se sostiene por sí solo, por cada huella vital impresa en cada ritmo, en cada giro, en cada acorde. En los 65 minutos de duración se capta en su más pura esencia esas pautas que llegaron a ser grandes tanto a RATM como para Cornell en su antiguo grupo. Por un lado esos riffs imposibles, únicos, de Tom Morello; secundados de la compacta y potente base rítmica de Brad Wilk y Tim Commerford y por otro lado la gran voz de Chris Cornell. El disco me atrevería a decir que es un producto casi redondo- quizás el futuro nos depare un nivel perfecto si la conjunción de los miembros sigue por el camino marcado por esta grabación-, contundente, revolucionario.

El disco fue creado en lotes de canciones. Existe una unidad en los temas Light my way, Exploder y Bring Em Back Alive que son los primeros que fueron escritos. En otros grupos podríamos meter The Last Remaining Light y Hypnotize, con claras influencias, como dijimos antes, de Portishead y Chemical Brothers. Por último queda un grupo de canciones más libres y que fueron las últimas en ser grabadas. En esta agrupación podemos meter temas com I Am The Highway, Like a Stone, Getaway Car, Shadow on the Sun, Set it Off.

He hecho un breve repaso por los catorce temas del presente disco. Analizo los temas, sus letras, traduzco todas ellas para captar su esencia al español, y trato de recrear las ejecuciones de los cuatro músicos en cada uno de los temas. Lo único que tienes que hacer es poner el disco en tu reproductor y colocarte los audífonos, lo demás es fácil. He aquí, pues, una guía para leer y escuchar a los esclavos del sonido. Eso creo.

Track 1. Cochise: Con este tema se abre el telón del disco. Muestra tan sólo una parte de lo que nos espera en las siguientes canciones. “Cochise”, como se llamó el jefe indio americano, fue el primer sencillo y el primer video clip con que Audioslave se dio a conocer. En los 3:42 segundos del tema se nos revela la agresividad y la fuerza de la letra, y la ejecución excelente de los cuatro músicos. Con unos golpes potentes de batería (Wilk) y con un sonido de otro mundo proveniente de la guitarra (Morello) se inicia el viaje esclavizante. El ritmo se agiliza segundos tras segundos. Aparece, cuestión que va a ser papel clave en todo el disco, la alianza demoledora de bajo-guitarra, un enlace brutal que une a Commerford y a Morello en un ritmo compacto y grave. Se da la primera estrofa y con ella la voz de Cornell: “Pues he estado mirando / Mientras toses / He estado bebiendo vida / Mientras tu tenías nauseas / Y yo bebo para curar / Mientras te matas tu solo / Y tengo una sola cosa / Que puedo ofrecer”. El coro es desafiante: “Ve y sálvate / y tómala en mi contra”. La ejecución sigue intacta desde su inicio: ni hay vuelta atrás en el compás, sólo cuando nos acercamos al coro final en el minuto 2:36: “Ahógate si quieres / Te veré en el fondo / Donde gatearás en mi piel / Y ponme la culpa / Para que no sientas nada”. La voz se enaltece a niveles asfixiantes. Se viene el final. Contundente. Agresivo. “Go on and save yourself / And take it out on me”.

Track 2. Show me how to live: (Enséñame a vivir). Uno de los temas más promocionados del disco junto con “Cochise” y “Like a stone”. Es un tema de enfadado, de rabia, donde la palabra reclamo tiene mucha significación. Como en muchas canciones de este disco, el dialogo cara a cara con una entidad divina se hace realidad: se le exige, insta sin temor alguno. “Enséñame a vivir” es un tema muy neurálgico, rebelde. Por lo menos el video fue censurado en algunas partes del mundo, por insípidas razones y tontos argumentos, claro. El inicio se nos viene con unos temples de guitarra y unos nítidos golpes de batería que denotan la aparición de algo mayor, muy grande, y así ocurre: se nos impone un ritmo agresivo, relampagueante. En el minuto 1:26 la voz grita el coro: “Clavando mi mano / Dada por mi creador / Me diste vida / Ahora enséñame a vivir”. Caemos en la segunda estrofa, cargada de reclamo, de firmeza. El potente bajo se une a unos leves toques de guitarra; y al fondo, la limpia ejecución de los platillos. “Y después del nacimiento / En la calmada tierra / Deja que las manchas te recuerden / Antes que mi papel te redefina”. El coro se repite con la misma fuerza: “ Nail in my hand / From my creator / You gave me life / Now show me how to live”. En el 2:55 se nos prepara el final con la última estrofa. “Y en tus manos expectantes / Descenderé / Y saldré de mi piel / Y en tus horas finales estaré / Listo para empezar”. Un azote rápido inunda la batería. Algo se aproxima. “Ready to begin”, dice una y otra vez Cornell. El bajo retumba a escondidas. ¡Cuidado! El final. Los platillos increpan. La guitarra angustia. La voz se alarga, cansa, aclama: “Enséñame a vivir”.

Track 3. Gasoline: (Gasolina) Uno de los mejores temas del disco por todo lo que propone: ritmo, fuerza, explosividad. La guitarra da comienzo junto a un pulcro golpe de batería. El bajo se viene dándole firmeza al ritmo. La voz canta la primera estrofa: “Casas encantadas / Solo quiero dar un paseo / Afuera y empezando / Antes que ilumine este cuarto / Solo y por siempre y por crímenes sin resolver / Sin mi paciencia / Alguien me lleve lejos de aquí”. Seguidamente, en el minuto 1:15, la voz reluce y sube, y se desgarra en el coro agitador. “Quemando esa gasolina / ¡Sí! / Quemando esa gasolina”. El sonido de cuerdas de guitarra y bajo se unen, se enlazan, formando un estampido descomunal, junto a los certeros golpes de las baquetas. Todo se calla en el 2:40; sólo queda un rugido relampagueante que asciende y desciende, desciende y asciende, marcando un compás contagiante; un estallar de platillos nos ahoga; igualmente el estruendo grave, duro, y avasallante del bajo. ¡Estalla! Se nos viene la estrofa final con una voz que va de lo susurrador a lo agitador al final: “Ahora de que sirve / Solo un tarro enrojecido / Dice: ‘peligro’ / He encontrado otra forma”. Cuidado... ¡Explota! La voz se revienta, la garganta se funde. “Burning that gasoline / Yeah / Burning that gasoline”. Te quemaste, te lo advertí.

Track 4. What you are: (Lo que eres). Son cuatro minutos y nueve segundos de música aguerrida, donde el reclamo se hace palpable con extrema fuerza. La letra gira en torno a una declaración de ingratitud, de estima hacia alguien grotescamente malagradecido, donde se ha entregado todo, hasta la vida, a cambio de una mala jugada, de un acto injusto y desleal. Es mas un despojo que otra cosa. La batería comienza su toque, unido a la guitarra con un sonido que pasa desapercibido. El bajo aparece con la voz y esta con la primera estrofa: “Y cuando me quisiste / Vine hacia ti/ Y cuando quisiste a alguien más / Me desdibujé / Y cuando pediste luz / Me prendí en fuego / Y si voy muy largo sé / Que encontrarás otro esclavo”. El enlace brutal de bajo y guitarra sale en estampida en el coro: “Porque ahora soy libre de lo que quieres / Soy libre de lo que necesitas / Soy libre de lo que eres”. Veamos ahora la siguiente estrofa, entonada en una voz susurrante: “Y cuando quisiste sangre / Me corté las venas / Y cuando quisiste amor / Me desgarré de nuevo / Ahora he tenido suficiente de ti / Me rendiré de ti para siempre / Y acá voy, muy largo / Sé que encontrarás a otro esclavo”. En el minuto 2:52, después de deleitarnos con el jugueteo criminal de Morello, se nos viene la última estrofa: “Entonces una visión vino hacia mi / Que tu venías conmigo / Te di todo”. La voz grita, nos eleva dramáticamente. Los instrumentos siguen su línea implacable. “Cause now I’m free from / What you are / Now I’m free from what you need /Now I’m free from what you are”.



Track 5. Like a stone: (Como una piedra). Una balada perfecta. Suave, delicada, bella. Para muchos, “Como una piedra”, es uno de los temas más brillantes del disco. Comienza con un sencillo toque de batería junto a unos suaves temples de guitarra que, segundos después, se le suma el portentoso y grave bajo marcando el compás. La voz suelta la primera estrofa: “Sobre una telaraña al amanecer / En una habitación llena de vacio / Cerca de una carretera yo confieso / Estuve perdido en las páginas / De un libro lleno de muerte / Leyendo como moriremos solos / Y si fuimos buenos podremos descansar / En cualquier lugar que queremos ir”. El coro trae consigo un leve centelleo en la guitarra y un portentoso sonido del bajo: “En tu casa voy a estar por mucho tiempo / Cuarto por cuarto, pacientemente / Y esperaré por ti ahí / Como una piedra, esperaré por ti ahí / Solo”. La segunda estrofa nos muestra una letra profunda y de nostalgia: “En mi lecho de muerte rezaré / A los dioses y ángeles / Como un pagano, a cualquiera / Que quiera llevarme al cielo / A un lugar donde renovarme / Estuve allí largo tiempo / El cielo sangraba / Y tu me dejaste”. En el minuto 2:54 el sonido de la guitarra se subleva en intrincados amasijos sónicos. Llega la última estrofa, imposible no colocarla e imposible dejarla afuera por sus características acústicas y serena: “Y leeré / Hasta el día en que me vaya / Y saciado en lamentos / De todas las cosas que hice / Por todo lo que conseguí / Y todo lo que me equivoqué / En sueños hasta mi muerte / Esperaré”. La voz asciende rápidamente. Un golpetear consecutivo y el sonar de los platillos de batería nos indica que algo viene: “In your house I long to be / Room by room patiently / I’ll wait for you there / Like a stone I’ll wait for you there alone”. En un “alone” reclamador y persistente, termina el tema.



Track 6. Set it off: (Jódanlo). Un tema incitador, estimulante; la letra te convida al escarnio, a la ridiculación. Es una canción decidida, tenaz, desafiante, atrevida. ¿En qué estaría pensando Cornell cuando escribió éste tema? Ahorita se me vienen muchas cosas a la mente. Dejaré que ustedes mismos saquen sus conclusiones. El tema comienza con un sonido gravitante, inquieto. De repente, va apareciendo un grito gutural, bestial, que asusta. ¡Cuidado! Bruscamente irrumpe la batería y sus golpetazos, al fondo; y el enlace mortal de guitarra y bajo que nos arrancan los oídos. Allí está el ritmo. Comenzó la fiesta: “Él estaba en la roca / Mirando la cañería / Y acercándose sin direcciones / Y bajo el arco / Ahí encontró la chispa para / Joder a éste cabrón”. El coro es una proesa ofensiva: “Él dijo jódanlo / Jódanlo niños / Jódanlo bien / Jódanlo / Jódanlo niños / Inicien un fuego”. La segunda estrofa no se queda atrás en la feria: “De repente un tiro / Desgarró su corazón / Él se cayó al suelo necesitando atención / Y jugó su carta / Cayendo en shock / Lo último que dijo fue / Jodan a este cabrón”. En el minuto 2: 49 se nos viene la última estrofa, donde la voz tiene el campo libre para seguir con la incitación, acompañada solamente por el ritmo grave del bajo y la brillante batería., y con un leve punzar de guitarra: “Jesús está en la puerta trasera / Todo está bien / Lo único que necesitamos es un poco de dirección / Cada vez que sopla el viento / Todo lo que no sabes / Se vuelve en una revelación / Y todo se adhiere a tu cabeza / El tiempo se malgasta”. El final se nos presenta brutalmente: “Set it off / Set it off now children / Set it right / Set it off / Set it off now children / Set it right / Set it off / Set it off now children / Set a fire”.


Track 7. Shadow on the sun: (Sombra en el Sol). Quizás la canción mas dura del disco. Su letra nos relata una protesta existencial, vital, a esas acusaciones discriminatorias que muchas veces la sociedad nos impone. Llena de emotividad, te transporta de lo sublime del comienzo, y te la lanza a la deriva, a lo extremo, a lo intenso, a lo insondable del sonido al final del mismo. Un tema ejecutado excelentemente, sin duda. Morello comienza con la guitarra. La voz de Cornell sale y da comienzo a la primera estrofa: “Érase una vez, yo estaba loco / Para bajar tu carga / Y dejarte donde estabas / Parece que lo habías hecho antes / Podía leer tus pensamientos (Arranca simultáneamente el poderoso bajo de Commerford y los elegantes golpes de batería de Wilk) / Decirte lo que viste / Y nunca decir una sola palabra / Ahora que todo terminó / Superado y terminado / Nunca regresaré”. El coro reza con energía: “Te puedo decir por qué / La gente muere sola / Te puedo decir qué soy / Una sombra en el Sol”. El ritmo sigue su ejecución limpiamente. Se prepara la segunda estrofa: “Mirando las pérdidas / Buscando una causa / Y nunca realmente seguro / Nada excepto un hoyo / Para vivir sin alma / Y nada que aprender”. El coro se vuelve más contestatario; él mismo se da respuestas certeras: “Te puedo decir por qué / La gente se vuelve loca / Te puedo enseñar / Como puedes hacer lo mismo / Te puedo decir por qué / El fin nunca llegará / Te puedo decir qué soy / Una sombra en el Sol”. Después de transcurrir 4 minutos con 35 segundos, se nos avecina la descarga máxima. La batería comienza poco a poco a subir su estampida. Un tac, tac, tac, tac, tac, nos dice que algo violento se nos aproxima. ¡Boom! La guitarra se une al bajo increíblemente y nos muestra un estruendo salvaje. “Shadow on the sun / Shadow on the sun”. El ritmo sube a otra cota aún más desenfrenada, más pesada. La cuerdas de Morello y Commerford están a punto de estallar: un sonido compacto y fuerte emerge de ellas. La voz que minutos era sutil y suave, ahora, ni rastros de ellas: ahora es un rugido, un grito profundo, sin límites. “Sol, Sol”.

Track 8. I am the highway: (Soy la carretera). Los esclavos del sonido son capaces de todo y lo demuestran en éste tema espectacular. De un ritmo repleto de medios tiempos, y de armónica ejecución, además de una letra profunda y sentimental, nos muestran que en la diversidad está lo sustentable, lo vital, lo que permanece en la música. Nos van tejiendo desde el inicio una cadencia interesante, con un toque sencillo de batería, con la guitarra que pasa de eléctrica a acústica sin mayores problemas, y ese golpeteo grave del bajo, y sin dejar de lado a voz que nos transmite sentimiento, melancolía, tristeza. Veamos la segunda estrofa a la altura del minuto 1:52: “Amigos y mentiras no me esperen / Porque lo consigo todo por mi mismo / Pongo millones de millas / Bajo mis ruedas / Y aún así cerca de ti / Me siento”. Sigue el coro de manera evocativa: “No soy tus ruedas de apoyo / Soy la carretera / No soy tu viaje en alfombra / Soy el cielo / No soy el viento / Soy la tormenta / No soy tu luna otoñal / Soy la noche”. Nada sobra ni falta en éste tema. Todo está en un equilibrio exacto. En el minuto 3:29 Morello nos recrea con unos acordes punzantes, cortos, sutiles. Se viene el final. La voz se torna ahora más rogativa en el coro final: “I am not your rolling wheels / I am the highway / I am not your carpet ride / I am the sky / I am not your blowing wind / I am the lightwing / I am not your autumn moon / I am the night”. La voz se pierde en un final agonizante, melancólica... “Yeah”.




Track 9. Exploder: (Explotador). Un tema explosivo de 3:27 segundos. Un verdadero sencillo; un clásico tema hard rock, que por lo demás se nos revela inquietante desde su inicio. Su letra es un grito a los hombres que pagan cuentas que nunca adquirieron; es un mensaje universal, importantísimo estudiarla. El comienzo se da con Wilk en la batería, imponiendo el ritmo inicial, sumado a un leve toque de Morello en la guitarra. La primera estrofa aparece simultáneamente con el bajo de Commerford: “Conocí a un hombre encerrado / Por cosas que no hizo / La inocencia con grillete / El nunca sentiré el Sol / De nuevo en su cara / O rosas en sus manos / Pero cuando sonrió / Lo pude entender”. La canción estalla en el coro: “Si eres libre nunca verás las paredes / Si tu cabeza está limpia, nunca caerás / Si tienes razón nunca temerás del fallar / Si tu cabeza está alta nunca tenemos del todo”. El sonido se eleva a niveles inaguantables. La tercera y última estrofa, a la altura del minuto 2:20, nos brinda otro mensaje imponente: “Había un hombre que tenía una cara / Muy parecida a la mía / Lo vi en el espejo y / Me pelíe con él en la calle / Y cuando se dio vuelta / Le disparé en la cabeza / Entonces me di cuenta / Me había suicidado”. El requiebro potente se nos brinda por última vez en el coro: “If you’re free you’ll never see the walls / If you head is clear you’ll never free fall / If you’re right you’ll never fear the wrong / If your head is high you’ll never fear at all”. La guitarra de Morello nos arranca y nos empuja, y la voz de Cornell se desgarra, se funde. Al final, con un tarareo a la altura del minuto 3:06, y con unos 6 remates al unísono violentos, pooh, pooh, pooh, pooh, pooh, pooh, termina la canción angustiante.

Track 10. Hypnitoze: (Hipnotizar). Música dance rock hecha con batería, bajo, guitarra y voz. Con una letra que transmite un mensaje certero, en medio de un ritmo contagiante y lleno de energía, “Hipnotizar” es una canción única en el disco por su estilo. Su mensaje es una advertencia, una lanza que debe agarrarse antes de que sea demasiado tarde. Un alarido sale una y otra vez, elástico, flexible. Unos estruendos graves se le une. Unos golpes nítidos, impone el ritmo. Se le adhiere finalmente una voz disimulada, pero al mismo tiempo amenazante en la primera estrofa: “Si te enfocas en ello / Sé que puedes hacerlo / Tienes todo lo que has querido / Has hecho todo lo que has planeado / Así que déjame hacerte una oferta / Solo estoy tratando de ayudarte / Puedes hacer tu carga / Un poco más ligera / Todo lo que tienes es compartir los bienes”. Los alaridos se hacen centellas durante el coro: “ Oh no, no te dejes / La buena suerte solo para ti / Oh no, no te dejes / La buena suerte solo para ti”. La segunda estrofa se vuelve ahora más cruda en su mensaje: “Pues yo sé que tienes problemas / Lo puedo ver en tus ojos / Pero si quieres vivir / Para ver el mañana / Dale algo a tu hermano / O recibirás una sorpresa”. En el minuto 1:40 el alarido se altera, se trasmuta, se vuelve remolino, y dibuja líneas que van y vuelven, continuamente, brilla, desaparece. Los estruendos graves permanecen igual. Los golpes nítidos hacen lo propio al fondo. Se viene el estribillo final con más fuerza aún en forma de eco doble: “Well, It’s time to see / You got to give or you’re gonna receive / It’s time to see / You got live if you wanna believe / You can be”.



Track 11. Bring em’ back alive: (Devuélvanlos vivos). Un tema de características salvajes, desgarrador, vital. Su letra nos muestra a una profunda reflexión; nos remite a una discusión con nosotros mismos; nos remite a imágenes significativas, cotidianas vivencias y hasta religiosas preguntas. La crudeza y el sentido de la vida. Es un grito, sin duda, que se alza en pie de guerra en busca de alguien en cual aferrarse. Unas punzadas suben y bajan de tono. Un sonido fornido retumba y marca un ritmo tenso. Atrás, al final, suenan los platillos sutilmente. ¡Cuidado! Algo está a punto de estallar. Muy tarde: el engranaje se hizo añicos. Una voz nos trae la primera estrofa: “Estaba de camino hacia el centro del Sol / Cuando perdí mis alas y caí en el público / Y ellos me llevaron al hoyo en el suelo / Y me enterraron / Donde nadie me pudiese ver / Y nadie estaba cerca”. El coro es certero: “Soy un virus, vivo en silencio”. La segunda estrofa es inclemente: “Estaba de camino a una cuidad es las nubes / Cuando perdí mi mente y tuve que conformarme / Luego tuve un sueño de una isla en el mar / Donde mueren los leprosos / Donde nadie sobrevive / Y nadie puede oir los lamentos”. Un tintineo ingrávido nos hace delirar por la altura del minuto 3:39, se estira, se encoge, fustiga. Silencio. Dos golpes fuertes preceden a la estrofa final: “ Y como los piensan los paganos / En nuestros pies creemos en Dios / Y con un paso, dos pasos, tres pasos hacia el comentario / En el alto camino hacia el recuerdo / Parece que se nos olvidó”. Algo se nos aproxima violentamente ¡Cuidado! “I am virus, I live in silence”.

Track 12. Light my way: (Ilumina mi camino). Junto con Gasoline, Set it off, Exploder, y Shadow on the sun, uno de los mejores temas del disco. Su letra es un anuncio, una advertencia de un hombre hacia algo insondable; es un dialogo cara a cara con algo Divino, con un Dios. Es una canción muy poderosa. Se respira un desarraigo en la letra: Cornell nos hace sentir sus intenciones. Inicia Morello con unos sonidos de otro mundo, de otro planeta, que de manera imprevista explota como cuan volcán era erupción, salvaje, arrasador; el enlace de muerte de guitarra y bajo comienza lo suyo, teniendo al fondo el toque impecable de batería. La primera estrofa reza lentamente: “En mi hora de necesidad / En un océano gris / En mis rodillas te rezo / Ayúdame a encontrar el atardecer / Del ya moribundo día”. El coro es angustiante: “No iluminarás mi camino / No iluminarás mi camino”. Aquí la voz se desgarra. Llegamos a la segunda estrofa: “Una bala es un hombre / De vez en cuando el se desvía / Comparo mi vida con la suya / Y espero con ansias / Escuchar tus respuestas / Y no estoy avergonzado / De decirte que te necesito hoy”. En el minuto 3:18 se nos revela la última estrofa de manera desafiante: “Así que cuando estoy perdido / O exhausto y privado / O cuando mi cabeza alta llena de balas / Se desvié / No ilumininás mi camino”. La descarga se hace ahora más pesada. La voz se funde. “Won’t you light my away / Won’t you light my way”.




Track 13. Getaway car. (Auto de escape). Los esclavos del sonido nos sorprenden de nuevo. Getaway car y The last remaining light (La última luz que queda), son los dos últimos temas del disco. ¿Qué tienen en común? Ambas llevan impresas una ternura especial en sus letras y un ritmo apacible, placentero, calmado. Estos dos temas buscan su sentido en un estilo prácticamente Blues, éste repleto de medios tiempos en sus ejecuciones; sin descartar, también, algunos ingredientes del Jass Clásico. “Auto de escape” presenta una letra muy sensible. Presenta dos estrofas, y dos tipos de coros. Estudiaremos los más importantes en este breve ensayo. Un elegante golpeteo de batería y una guitarra tenue y jovial da comienzo a la primera estrofa: “La primera vez que te vi, estabas / Persiguiendo / Un Ciclón / Solo en el campo / En patios con barandas y tréboles / Seguí rodando / Nunca pensé que terminarás / Persiguiéndome”. Entre en tropel el coro: “No conformaremos, no dudaré / En ir hacia la autopista / Antes de que me tires a desperdiciarme, no / Ordénate y te ayudaré a a buscar / Algo que conducir / Antes que me conduzcas a la insanidad”. En el minuto 2:34 llega el otro coro importante acompañado de la guitarra y más tarde del bajo grave: “Así que el consíguete un carro y condúcelo solo / Consíguete un carro / Manéjalo en el viento, si / Así que consíguete un carro / Manéjalo en el viento”. Lentamente el sonido nos alimenta en una atmósfera tierna y dócil. La voz se escurre suavemente en la frase final: “...Manéjalo en el viento”.

Track 14. The last remaining light: (La última luz que queda). Un tema de ilusión, de esperanza. Una canción llena de delirio, de espera. Es un dialogo con alguien sumido en la mudez, donde lo que se nombra deambula en el viento y sólo ese rayo de luz, ese secreto lugar, tiene la última palabra. La naturaleza es nombrada y renombrada en este tema; se adora sus atributos: la noche, la lluvia, las olas, la sangre. Espera y espera, la única medida que queda, pero con esperanza cierta y palpable. Se inicia el tema con el bajo a la cabeza, dando un fuerte compás, seguido de la guitarra dando unas notas débiles, y con el acompañamiento de la batería. No hay agresividad, ni agudeza. Sólo hay parsimonia: notas de Blues en todas partes; juego clásico de Jass. La voz nos dicta la primera estrofa: “Envuélveme en tus campos congelados / Rompe mis huesos para verlos curar / Ahógame en tus refrescantes venas / Donde miraré y esperaré / Y oraré por la lluvia”. La sigue otra estrofa: “Gira como el humo y respira de nuevo / Bajo tu garganta, dentro de tus costillas / Por tu espina en cada nervio / Donde miraré y espero y guiaré al golpeado”. Ahora si viene el coro muy pausadamente: “Y si no crees / El Sol aparecerá / Quédate solo y espera / La noche que ya llega / En la última luz que queda”. En el minuto 3: 46, comienza lo mejor. Déjense llevar por eso, sí. Descansen, respiren. Sale la voz y grita por el última vez el coro: “And if you don’t believe / The sun will rise / Stand alone and greet / The coming night / In the last remaining light”.

CAM
Diciembre, 2003

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