Alter Brigde: más que un credo



1. El Credo se desvanece.

Scott mira al suelo y, después de haber esperado unos segundos, se levanta y da vueltas en círculos en el estudio. Mark, con su guitarra encima de sus piernas, aparta la hoja en blanco donde se proponía escribir una tonada. Brian suelta el bajo y lo coloca en el suelo, se agarra el cabello y cierra los ojos en torno de preocupación. El otro Scott, pero el de la batería, se levanta y coloca sus baquetas en un mueble. Nada parecía estar bien en la agrupación. Caras largas, desgano, falta de química, ambiciones distintas, cansancio, presión: síntomas que se habían acumulado y que era imposible de esconder. El remedio: hablar del presente para proyectar su carrera musical al futuro. Había que sincerarse para no crear un falso disco, una grabación sin sentido, sin alma. Ya nada salía: nadie creaba como en las grabaciones anteriores. Así que todo se veía venir, tarde o temprano.
De esta manera se desvanecía una de las bandas más prolíficas de las mediados de la década del 90, con más de treinta millones de discos vendidos en todo el mundo: Creed.
En sus tres trabajos discográficos My Own Prision (1997), Human Clay (1999) y Weathered (2000) quedó constancia de sus grandes temas, de sus letras ricas en existencialismo y poderosas en lo que los valores humanos se refiere, y con una figura interpretativa excepcional, melodiosa y dramáticas canciones. <>, dijo Mark Tremonti, compositor y guitarrista de la banda. <>.
Por su parte, Scott Stapp, vocalista, aceptó en una rueda de prensa la separación conscientemente. Se despidió de sus fanáticos y agradeció a todos por haberlos apoyado: <>, dijo Stapp. <>.
Así que las cosas se definían. Scott Stapp, tomaría proyectos en solitario y colaboraría en un álbum compilatorio inspirada en la película de Mel Gibson, La Pasión de Cristo, editado el 31 de agosto de 2004. Según fuentes extraoficiales, el ex-vocalista de Creed estaría trabajando junto al productor 7 Aurelius, mejor conocido por sus colaboraciones con artistas del Hip-Hop como Nelly y Ja Rule, en álbum como solista.
De modo que Creed se desvanecía. Sin embargo, estaba latente una idea de Tremonti, el guitarrista. Había que buscar una salida; había que seguir haciendo música, si era necesario evolucionar e interactuar en otro proyecto, bienvenido sería. Ya un plan se venía cristalizando. Sólo había que hacer una cosa: Olvidar lo suficiente el pasado y dar el paso en algo novedoso. Tanto Mark Tremonti, Scott Phillips y Brian Marshall tenían que dar el paso, atreverse… Debían cruzar el puente… ¡y vaya que lo cruzarían!


2. Cruzando puentes, surcando paradigmas.



La tarea no era fácil ahora para el trío de los autores del tema archifamoso With Arms Wide Open. Necesitaban un cambio que significara algo sincero y satisfactorio al mismo tiempo para sus vidas como músicos. Se trataba, entonces, de dejar a un lado la fama que Creed les proporcionó y ponerse en la tarea de formar una banda con una nueva cara, con una nueva propuesta. Creed, liderizado por la figura de Scott Stapp, colocó a la banda desde un principio en el umbral de un amplio grupo juvenil, fanáticos y seguidores en todo el mundo. Para algunos detractores de la banda, Stapp situó a la banda en lo pop/rock y todas las consecuencias que ello acarrea, ya sea muchísima publicidad, y una marca casi corporativa dejando por lado la música, en algunos casos; con miras a despreciar el trabajo de Stapp, lo tildaron de vender su imagen y explotar su voz tan dada a la melodía de canciones que en su momento fueron tan descollantes en el mundo musical… Sin embargo, detrás de Stapp, sin temor a equivocarnos, hay un buen cantante, con una voz desgarrante y emotiva. Los ataques aquí están demás a la figura del ex-vocalista: No es en este apartado donde debamos debatir acerca del papel de Scott Stapp en Creed, y hablar de su similitud de su voz con la Eddie Vedder, vocalista de Peral Jam.
Lo que nos atrae aquí es el riesgo que estaban tomando. Había que surcar el paradigma de lo Pop, de lo agresiva venta de imagen, tan lleno de premios y reconocimientos, para situarse en uno nuevo, fundamentado en otra voz, en otra actitud, en otra figura: un futuro. Borrar el éxito de 30 millones de discos vendido, y comenzar de cero…
Mark Tremonti tenía una carta sobre la manga. Se trataba de un viejo amigo suyo, amante del heavy metal y de Led Zepellin. Tremonti tan sólo tuvo que llamarlo y se pondría de acuerdo el prooyecto. Después de tocar varios días, después de haber cantado algunas canciones que ya Tremonti había escrito, ya la química estaba hecha. No cabía duda, dijieron Brian y Mark. Tremonti dijo: Bienvenido a nuestro proyecto, Myles. ¿Quién era? El ex-vocalista de la banda Mayfield Four, Myles Kennedy.
Kennedy, entonces, llegaba para quedarse. Su voz revolucionó al trío, les dio energía, más potencia. Y es que la voz de Kennedy da pie para hacerlo: gran profundidad, efervescencia, empuje, y al mismo tiempo, no se despega de una ingravidez, de un balbuceo que tanto lo hace parecido al exclavo del sonido, Chris Cornell. Kennedy hizo empatía con Tremonti rápidamente, y sólo hay que escuchar el disco para confirmarlo.
Las seis cuerdas de Tremonti se notan ahora más sueltas, con nuevos aires, incluso llegando a ritmos y registros elevados nunca imaginados con su antigua agrupación. Vemos a un Tremonti mas metalero, girando en una búsqueda más propia, más decidido a emanciparse del patrón y del paradigma ya transitado. Con todo esto, vemos ya al proyecto solidificado, a la otra orilla del puente, desafiando al presente, proyectándose al futuro. De aquí viene el título de la banda estadounidense que está dando mucho de qué hablar en el mundo del rock, un nombre prometedor: Alter Bridge.


3. One Day Remains.



El disco de la nueva banda Alter Bridge dio sus primeros pasos al público mundial el 10 de agosto de 2004. Con la garantía de la disquera que estuvo ligada a Creed en sus tres discos, Wind-Up Records, Tremonti y compañía sacan One Day Remains (Restos del día), un disco compuesto por once excelentes temas la mayoria escritos por Tremonti con la participación de Myles Kennedy en cinco de ellos.
En nuestra opinión, el título del disco es prometedor. Observando la carátula hermosamente diseñada y uniendo ésta con el título, nos da la impresión que lo que se nos quiere revelar es una llamada esperanzadora, una pintura que se trasmuta en música y viceversa para adentrarnos en el disco con la sensación de hundirnos en esa agua calmada y cruzar el puente que se asoma en el horizonte, pero con la angustia de que ya la noche llega, y hay que aprovechar el instante y aprovechar el resto del día, resto, restos, momentos eternos donde pintura, música y letras se hace eternidad y mensaje humano…
En esa atmósfera tan especial y misteriosa nos mantiene el disco de principio a fin. Se da una constante al parecer indudable: permanece en Alter Bridge rasgos marcados de Creed, rasgos imposibles de borrar del todo en la creación y del estilo del los ex-Creed. Se le pediría mucho a Tremonti, como compositor y líder de la banda, que suprimiera su tradición y su pasado inmediato, borrando como cuan uno suprime dos palabras en una computadora; sigue sin duda los tonos, las melodías etéreas que se hacen poderosas al final del tema, como se encuentra en la historia de Creed, pero cuando se trata de un paso experimentaría, un intento hacia algo desconocido, todo cambio conlleva pasado, que con el tiempo se diluyera, hasta encontrar el fruto esperado, si es que se espera.
Open your eyes y In living memory son, en este sentido, mapas rítmicos que hacen recordar a Higher y My own prision entonados por Scott Stapp; sin embargo, la voz le imprime más dinamismo a la guitarra y a la dupla de batería y bajo, pero nos suena conocido todavía: Ya conocemos ese estilo.
Pero aquí se nos viene lo novedoso. Find the real, One day remains, Metalingus, y Watch your words, pasan a ser los caracteres más destacados de la nueva experiencia que propone Alter Bridge. El cambio se nota al escuchar a una guitarra más agresiva, estridente, al parecer a un Tremonti más suelto, explorando un verdadero metal; ni hablar del golpe impulsivo de Scott Philips en la batería junto al grave bajo de Brian Marshall, dando una muestra de lo que es capaz de hacer esta banda: un poderío metalero. Metaligus es el tema de más altas revoluciones de los cuatro escogidos, por ser el más pesado de todos.
Caemos en los temas Burn it down, Broken wings y Down to my last. Hemos apartado estos tres temas por salirse del grupo por proponer el tono más suave y especial del disco. Pareciera que hay un tiempo que los une en medio del trabajo, un ritmo que comienza en la sutileza pero que en el coro se hace desgarrador y estridente. Aquí juega un papel crucial la voz de Kennedy, elevándonos en una cadencia que va desde el susurro desgarrador muy cornelliano, hasta el grito desesperado en los estribillos. Se trata de subir con cada punteo de cuerdas el ritmo de la voz, sacando de él lo máximo de expresividad, llegando casi al suplicio del minuto final de Down to my last.
Cerramos nuestro recorrido con nuestros temas favoritos: Shed my skin y The end is here. Siendos los dos últimos temas del disco, 10 y 11 respectivamente, se encierra en ambos un resumen de la nueva propuesta de Alter Bridge. Fuerza, potencia, altas revoluciones, pasividad, enigma, esperanza… Aquí en estos dos temas se nos ofrece el panorama del otro lado del puente.

CAM
2006










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