Klemperer y el mal venezolano
Los diarios del escritor
judio-alemán Víctor Klemperer son una ventana para asomarnos al terror de la
Alemania nazi. Klemperer sobrevive gracias a su esposa, etiquetada por la SS
como "aria". El escritor caraqueño Rafael Castillo Zapata revisa aquellas páginas, y copia y
pega en su diario del 2009 algunos pasajes de Klemperer. Con esto busca darle sentido
a la realidad venezolana que lo tortura. Son pasajes del
horror referidas al socialismo bolivariano, pero también el aliento de quien está dispuesto, así como el alemán, de reseñar íntimamente el sufrimiento producido por las ideologías totalitarias.
El
monstruo nazi que persigue a Klemperer, que lo atormenta más allá de los
huesos. El monstruo chavista que atormenta a Castillo Zapata, que lo empuja al
rincón de las minorías "escuálidas" y "burguesas". Ahora
aparezco yo en un tercer nivel, como lector, en el drama de la historia del
mal. Todo un descubrimiento en perfil, entendiéndome con otros observadores,
con otros que padecieron y siguen padeciendo en este mundo de ideologías de "alambradas", como las entendía Camus. Asumir el papel
de víctima, de hecho. Decir presente como atestiguador. Sentir la desesperación que acorrala mi vida y la de mis familiares y vecinos del barrio donde vivo en la Cota 905.
Desde
hace días resueno con este pasaje escrito por Klemperer el 16 de agosto de
1942, citado a su vez por Zapata el 29 de mayo del 2009: "La 'abstinencia ensucia': ya se refiera al azúcar o al cine, al tabaco o a
las mujeres, al pan o al coche. Siempre se está obsesionado, en sucia avidez,
por lo que no se tiene". Esta imagen resuelve para mi el aura triste y
desesperante que veo en los rostros de hoy. Las pésimas condiciones humanitarias nos han transformado en seres sucios y hambrientos. Hay un lodo que se nos ha
pegado en la piel. Esa abstinencia al placer, al deseo, a la libertad de
elegir, nos ha dado un matiz turbio, jadeante. Lo famélico como sustrato diario.
¿Cuándo
nos despojaremos de esta capa maliciosa que se ha metido en nosotros para
empañar los espejos? Ya no somos los mismos. Muerte de la estética, de la libre
cultura, de la libre elección, del libre pensamiento. ¿Hemos perdido para
siempre la luz caribeña de nuestra identidad? ¿Dónde la esperanza y el goce de
antaño? El pasado pesa mucho. La abstinencia borra todo. El ahora nos asesina:
sobrevivir es nuestro pan de cada día.
CAM, 2016