Mumford & Sons: el despertar
El maestro Jorge Luis Borges, refiriéndose al carácter
alucinatorio del mundo, advierte: “Nosotros
(la indivisa divinidad que opera en nosotros) hemos soñado el mundo. Lo hemos
soñado resistente, misterioso, visible, ubicuo en el espacio y firme en el
tiempo”. Estamos, en efecto, unidos a un orden divino, tal cual lo visualizó
Homero hace miles de años. Somos parte de una voluntad que está más cerca del
milagro que de la razón. Habría que preguntarse por qué nos afanamos tanto en
demostrar lo contrario en nuestra vida diaria. Esa ceguera que tanto nos
oscurece; tinieblas ilusorias, porque la luz siempre ha estado allí: pulsando.
Sobre esta triste y malsana paradoja, la banda británica Mumford & Sons viene a ilustrarnos el despertar del ser humano ante su propia existencia. Podría ser esto un absurdo, pero es tanta la fuerza de la incredulidad que nos gobierna que todo lo primigenio y vernáculo –la tierra, el fuego, el agua, el aire, la luz- nos sigue pareciendo ajeno. Somos ese ciego que distraído en sus propios fantasmas se ha detenido en el consumismo atroz y en el ego del nuevo milenio. Lover of the light, incluido en su segundo disco titulado “Babel” (2012), es la partitura de ese despertar universal que tanto hemos venido postergando.
Lo llamativo del video oficial es su sentido poético y místico. Más allá del logro rítmico –raíces de un buen logrado folk- es la representación visual del milagro de la existencia. Hasta el más escéptico, accede al llamado de la fe no en el credo o en la doctrina de cualquier linaje, sino en esos elementos primitivos que nos han moldeado desde tiempo inmemoriales, ora por el mito, el dogma o por la evolución, y paremos de contar el sinfín de teorías y conjeturas. La metáfora y la historia, unión alquímica de los vivientes en esta terredad, es lo que verdaderamente importa. Esa felicidad ante la luz.
CAM, 2012
Sobre esta triste y malsana paradoja, la banda británica Mumford & Sons viene a ilustrarnos el despertar del ser humano ante su propia existencia. Podría ser esto un absurdo, pero es tanta la fuerza de la incredulidad que nos gobierna que todo lo primigenio y vernáculo –la tierra, el fuego, el agua, el aire, la luz- nos sigue pareciendo ajeno. Somos ese ciego que distraído en sus propios fantasmas se ha detenido en el consumismo atroz y en el ego del nuevo milenio. Lover of the light, incluido en su segundo disco titulado “Babel” (2012), es la partitura de ese despertar universal que tanto hemos venido postergando.
Lo llamativo del video oficial es su sentido poético y místico. Más allá del logro rítmico –raíces de un buen logrado folk- es la representación visual del milagro de la existencia. Hasta el más escéptico, accede al llamado de la fe no en el credo o en la doctrina de cualquier linaje, sino en esos elementos primitivos que nos han moldeado desde tiempo inmemoriales, ora por el mito, el dogma o por la evolución, y paremos de contar el sinfín de teorías y conjeturas. La metáfora y la historia, unión alquímica de los vivientes en esta terredad, es lo que verdaderamente importa. Esa felicidad ante la luz.
CAM, 2012