Jason Maldonado: “Al oyente no hay que subestimarlo"

El programa Librería Sónica, trasmitido por RCR 750 AM, cumplirá diez años al aire en noviembre de este año. “Literatura para untar”, slogan del espacio, sigue sumando éxitos en el panorama radial venezolano.


A Jason Maldonado le encanta el buen café. Así que para entrevistarlo había que tomar esa ruta: un espresso cargado. Su voz entusiasmó las mesas adyacentes. Solo así vale la pena hablar de Librería Sónica, programa radial emitido a las once de la mañana todos los domingos por Radio Caracas Radio 750 AM.
Este locutor y publicista caraqueño, antes que narrador y poeta, vive por la experiencia de la lectura. Maldonado es un lector a tiempo completo. Le gusta compartir lo que lee. Su curiosidad es fina como la palabra que pronuncia. #LeerComoYDondeSea es una etiqueta que usa mucho en sus redes sociales.
Maldonado y Linsabel Noguera, su compañera de labores, han navegado por las aguas de nuestra literatura y se preparan para celebrar una década al aire. Un domingo, un libro, un autor, un disco. Tal es la faena de este espacio que enaltece el panorama literario venezolano.  
Eduardo Liendo, Victoria de Stefano, Fedosy Santaella, Patricia Guzmán, son solo algunos escritores que han pasado por su sala de grabación. La cultura depende de nichos de este tipo que son, sin duda, trincheras contra el poder. Porque leer es un acto de resistencia.

Jason, abres cada domingo con la frase “bienvenidos amigos oyentes, resilientes y sobrevivientes todos”. ¿Qué es para ti la resiliencia? 
Este término lo aprendí hace muchos años por un tío que vive en España. Por razones familiares que estaba viviendo, me dijo: “Tú eres un verdadero resiliente”. Y nos reímos. En aquel entonces la palabra no estaba de moda como ahora. Significa sobreponerse a las dificultades para conseguir lo mejor de nosotros mismos. Por supuesto, los venezolanos hacen una muestra de resiliencia a diario. Sobrevivimos día a día.

¿Cómo nace Librería Sónica?
Nace en noviembre del 2007. Fíjate que yo he estado desde un inicio ligado al medio publicitario. Yo estudie Publicidad y Mercadeo en el año 1993. Pero yo siempre quise estudiar Letras, así que en 1995 ingresé en la Universidad Central de Venezuela. Ya para esa época trabajaba en Radio Caracas Radio. Aposté a crear un espacio los fines de semana, porque existía un vacío en la emisora respecto al ámbito cultural, sobre todo a la literatura criolla.

¿De qué modo se impone la selección de los autores?
Hasta hace poco recibía los libros que las editoriales me enviaban… Tenía montañas y montañas de libros en la oficina. Ahora ya no. El mundo editorial ha cambiado en Venezuela. Claro, existen editoriales que son consecuentes. O al contrario: son los autores quienes presionan a la editorial para que me mande el libro. Es en serio. Ellos saben que en el programa el libro será leído con seriedad. Eso es un compromiso que nos hemos ganado durante estos casi 10 años de vida.  

Háblanos de Linsabel Noguera… ¿Cómo se da la dupla?
Tocas un suceso curioso. Me acuerdo que yo le presento la idea a dos amigos colegas de Letras. En un principio el programa lo íbamos hacer juntos; pero un asunto familiar trastocó el proceso y no se pudo. Me quedé solo por esas circunstancias. Entonces me dije, bueno, voy hacer un casting para conseguir una conductora, con buena voz, para que le de balance al espacio. Entrevisté a tres muchachas y ninguna me convenció. Resultaba que al micrófono no demostraban nada, ni tenían la energía para estar al aire. Cuando tu estás en televisión tienes el apoyo de la imagen; pero en la radio es la voz, y solo la voz la que está para atraparte. 

Linsabel tiene una voz dulce. Ustedes dos hacen una estupenda pareja para adentrarse en la vida de los escritores, que no es asunto fácil. 
Exacto. Ella tiene esa característica valiosa. Yo dejé de hacer castings y confié que aparecería una en el momento indicado. Le comenté a una amiga que trabajaba en la emisora. “Te tengo una candidata”, me respondió. Entonces quedamos que ella le daría mi número. Días después recibí una llamada y era Linsabel, me recuerdo que andaba ese día con mi hijo cargado en el hombro que para entonces tenia 3 años. Minutos después le devolví la llamada y todo se dio tan natural que dije: ella es. Montamos un demo y la cosa resultó genial. Hubo una empatía desde el primer momento en lo profesional como en lo personal. Linsabel es también, quizás lo más importante, una gran lectora.

¿Cómo se dividen ustedes la producción del programa?
La idea inicial era trabajar en dos libros al paralelo: un libro ella y uno yo. Es decir, cincuenta y cincuenta. Si tú lees el libro, haces el guión. Leer el libro significa que llevas el peso de la entrevista. Pero eso no ha sido tan así en estos años. Como somos un equipo, a veces Linsabel me respalda en un asunto y yo en otro. Hay libros que a veces los leemos los dos, porque nos interesa o van con nuestro interés personal. Eso es natural.
En cuatro horas de trabajo, quizás más, me tardo en hacer un guión: efemérides, buscar información, cotejar los gustos musicales del autor y su obra. Mucha gente piensa que el trabajo de producción se hace con unas cuantas páginas web; yo prefiero, en muchas ocasiones, acudir a mis enciclopedias, mis libros.

Allí es donde entra el cotejo musical… Cada libro abre un soundtrack particular. Es eso lo que da a Librería Sónica un vuelo trascendente.
Sí. Recuperamos los referentes musicales que cada autor refleja, de forma incidental, en sus libros. Cada obra lleva su música. Entonces siempre hemos buscado captarla e incluirla como hilo narrativo del espacio. Y tú les ves las caras a los entrevistados y dicen, oye, esa canción es la que incluyo en tal pasaje. Demostramos con gusto que se hizo el trabajo. Los escritores se sienten contentos. Eso nos da mucha satisfacción.

Estamos hablando de una ampliación del fenómeno de la lectura. Y lo digo porque ustedes valoran el proceso creativo del escritor: lo amplifican de forma natural.
Librería Sónica, si bien es un programa para la promoción de nuestros autores, ya sea en narrativa, poesía, crónica, ensayo… También procuramos tejer puentes con todas las manifestaciones de la cultura nacional e internacional. La cultura es el café, la música, el habla, el teatro, la pintura, por ejemplo. Al oyente no hay que subestimarlo. Se han dado casos que los oyentes nos corrigen. Llaman, incluso, para advertirnos una errata. La otra vez había un fallo en la plataforma en que se emite el programa vía web; recibí alertas desde países latinoamericanos y europeos. Es decir, tenemos una responsabilidad no sólo con el autor, sino con los oyentes.

Ustedes hacen sentir al autor como en casa… ¿Cómo valoran ustedes esa respuesta positiva?
Eso nos han dicho. Hemos tenido casos de que el escritor, al terminar la grabación te dice, oye, me sentí cómodo, pensé que sería horrible estar frente al micrófono. Claro, hay muchos nervios. Cuando la grabación comienza, sucedía todo lo contrario: se reían, hablaban fluidamente, disfrutaban compartiendo sus anécdotas personales.
Una de las formas de tumbar esos miedos es diciéndole que solo vamos hablar sobre él. El autor es materia y único motivo de atención. “No te voy a preguntar nada que no sepas”, suelo decir, como para hacerlo entrar en confianza. “Imagínate que esto es una conversación en un café con unos amigos”. Así fluye. Porque uno pierde la impostura. La tertulia, ciertamente, te hace irte por las ramas; pero allí entra la importancia del guión. Es hacer las preguntas indicadas, las infaltables. 

Ahora, Jason, como es costumbre en tu programa, te tengo que hacer las preguntas que siempre les haces a cada autor que va a Librería Sónica. ¿Asumes el reto?

Guao. Sí, me sorprendiste. Imagínate... [Risas]

Una ciudad.
Buenos Aires me encanta. Fui hace un par de años con mi hijo y me gustó. 

Un sonido
El de la buena música. 

Un aroma
El café. Indudablemente. 

Un libro
Moby Dick, de Herman Melville… O El libro del desasosiego de Fernando Pessoa… O Casas Muertas, de Miguel Otero Silva.

Una película
Danzas con lobos, protagonizada por Kevin Costner… Pero también me gusta mucho los trabajos de Woody Allen.

Una persona
Mi hijo Samuel. Él es el motor. 

Una comida
Mira, yo soy carnívoro.. Me encanta una buena parrilla. [Risas]

Un disco
Patria y Canciones del solar de los aburridos ambos de Rubén Blades… O el Thriller de Michael Jackson. [Risas]

Una palabra

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Libertad. Esa es la palabra que más resuena en mi cabeza en estos últimos tiempos.

CAM, 2017
@Aedoletras

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